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12 de junio de 2011

Por qué estamos en 1984

Mucha gente conoce la obra de Orwell: 1984. Unos pocos menos la han leído pero a grandes rasgos, unos y otros están al corriente de las claves del libro: el Gran Hermano, el totalitarismo, el pecado de la individualidad, la neo lengua, el Ministerio de la Verdad...

Sin duda en la novela podemos encontrar muchas semejanzas con el mundo actual, y por desgracia no son fruto de una mente trastornada como la de Don Quijote y los libros de caballería.

Pero hay algo que me llama la atención y que no he odio a nadie reseñar hasta ahora.

La característica más inquietante del mundo de 1984, que sin darnos cuenta cómo, ha llegado a estar omnipresente en este mundo nuestro de 2011.

La excusa.

El Gran Hermano, el gobierno totalitario, el Ministerio de la verdad, nos son fines en si mismos, son consecuencias.

¿De qué?

De la excusa sobre la que se sustenta toda la novela:

La Guerra.

¿Guerra contra quién? ¿Desde cuándo? ¿Por qué? ¿Hasta cuándo?

No importa, da igual, eso no es lo importante.

¿Vamos ganando o perdiendo?

No importa, da igual: estamos en Guerra, eso es lo importante.

La excusa, la razón que justifica todo.

Esta es la más inquietante similitud de nuestra realidad con el libro: la excusa.

La nuestra no es una guerra, es la Crisis.

Sinceramente no sé si pensar que estaba todo planeado o simplemente fue cuestión del lugar y el momento correcto.

Pero la cuestión es que ya la tienen, los poderosos, su excusa, y no la van a soltar, de hecho no acostumbran a soltar nada de lo cogen.

Hagamos memoria.

Año 2008, Estados Unidos, la burbuja inmobiliaria explota. Los bancos que habían concedido hipotecas con criterios bastante dudosos empiezan a quebrar. Lo cosa se empieza a ir de madre y el Gobierno norteamericano interviene inyectando ciento de miles de millones de dólares de dinero público para evitar la quiebra de algunas entidades.

Estamos en crisis.

Volvemos de nuestro pequeño flashback y estamos otra vez en 2011.

Ahora:

Nos jubilamos más tarde.
Con menos pensión.
Cobramos menos sueldo.
Es más fácil despedirnos y tenemos menos indemnización.
Subida de impuestos.
Subida de precios.
Imposibilidad de adquirir una vivienda (esto no ha cambiado tanto desde 2008).
Imposibilidad de tener un contrato fijo.
El sistema público de pensiones ya no es viable.
Ni el sanitario.
Ni el educativo.
Más temporalidad.
Más precariedad.
Menos seguridad.
Menos oportunidades.

¿Qué ha pasado?

La crisis.

¿Pero crisis por qué? ¿Desde cuándo? ¿Hasta cuándo?

Da igual, no importa: lo importante es que estamos en crisis.


Y no, no es pasajera, no es cuestión de dos o cuatro años, porque no es una crisis... es una excusa.

Jose Andrés Fdez.

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