A la nueva dinastía reinante le siguieron años de guerras constantes con los mongoles del norte y luchas fraticidas que se saldaron con la entronización de un nuevo emperador: Yongle, en su victoria había tenido un papel fundamental uno de sus eunucos, el que se había convertido en su hombre de confianza y en el mejor militar de China, Ma He, el nuevo emperador, en pago a sus servicios, le concedió un nuevo apellido: Zheng He ( 鄭和 ).
Y aquí es, en verdad, donde empieza nuestra historia del post de hoy:
Yongle buscaba la supremacia de China y tenía muy claro que, tal cosa, pasaba por el dominio de los mares de Asia. De esta manera China iba a organizar, en los 20 años siguientes, las mayores expediciones marítimas de la historia.
Yongle encomendó la empresa a Zheng He, quien encabezaría siete grandes expediciones entre 1405 y 1431, las cifras de la empresa son increibles, una flota de 300 barcos (la Armada Invencible no llegó a 180) y una tripulación de 30.000 hombres.
Pero sin duda, lo increible a nuestros ojos, es el tamaño de algunos de esos barcos, los llamados barcos del tesoro podían medir entre 120 y 140 metro de eslora por 54 de manga y llevar una tripulación de 2.000 hombres, como podéis ver, comparada con las carabelas europeas de la época, eran barcos increiblemente inmensos.
China emergía de esta manera como la mayor potencia naval del mundo, en Europa, por aquellas mismas fechas, Portugal empezaba a enviar sus frágiles carabelas a explorar las costas africanas.
Las sucesivas expediciones de Zheng He hicieron escala en Vietnan y en Malaca, en Sumatra derrotaron a los piratas que amenazaban las rutas comerciales, en Ceilán, Zheng He instaló a un nuevo sultan más favorable a los intereses chinos, en la India, la visita de esta flota y sus enormes barcos dejarían un recuerdo imborrable, más de un siglo después Vasco da Gama oiría una historia sobre gigantescos barcos con hombres de tez clara que habían recalado allí antes que ellos.
En la quinta expedición, Zheng He llegó a las costas de Somalia, donde los indígenas comtemplaron estupefactos esas montañas flotantes, mayores que cualquiera de sus poblados, del enorme prestigio de los recien llegados, dan fe, aún hoy, las tumbas de los cabecillas de las tribus adornadas con fragmentos blancos y azules de cerámica Ming.
Las expediciones no tenían un caracter exclusivamente político y comercial, sino tambien científico, más de 200 médicos formaban parte de la expedición y entre sus logros está el llevar a China cientos de animales exóticos, entre ellos la jirafa, que identificaron como el qilin una criatura mitológica.
El promotor de esta gigantesca empresa, el emperador Yongle, murio en 1424 y su sucesor, Hongxi, abandonó las expediciones por su alto coste y por el recelo de dotar a Zheng He de tanto poder, no olvidemos que se le daban 300 barcos y 30.000 hombres todos bajo su mando.
Pese a ello, el siguiente emperador Xuande encargó en 1431 a Zheng He un nuevo viaje, que a la postre, sería el último, Zheng He moriría en el transcurso de la expedición a la edad de 61 años.
Xuande moriría en 1435 poniendo fin definitivamente a las expediciones Chinas, la creciente amenaza de los mongoles, las guerras civiles y la crisis económica, azotarían China durante el resto del siglo XV, en 1449 los mongoles capturarían al emperador y el recuerdo de las grandes expediciones se borraría completamente cuando en 1477, la errática política China, prohibió la navegación marítima.
La posterior expansión Portugesa por el Índico se vería influenciada, de una u otra manera, por el recuerdo de las Expediciones Chinas, en algunos lugares sería bien recibidos, en recuerdo de las intenciones pacíficas de los anteriores expedicionarios, y en otros, los despreciarían, considerándolos insignificantes comparados con el poderio demostrado por los antiguos visitantes Chinos.
Aunque estos posibles condicionantes no son nada comparados con el ejercicio de historia-ficción que sería imaginar el encuentro de nuestras humildes carabelas con esos gigantes del mar, en el caso de haber continuado China con sus expediciones.
¿Cómo hubiesen encajado los europeos de aquella época la existencia de una potencia tal como aquella China?, ¿Hasta que punto hubiese frenado la ansias expansionistas portugesas en el Índico?, ¿Ante la presencia de una gran potencia naval en Asia hubiese encontrado Colón financiación para una expedición hacia unas tierras con un claro dominador?; y las consecuencias teológicas ¿Cómo explicar los increibles logros de una civiliación pagana?
De cualquier manera, las consecuencias culturales, políticas y económicas de los viajes de Zheng He en Asía aún no han sido suficientemente estudiadas.
En diversos lugares del sureste de Asia, como Sri Lanka, Java y Malaka se conservan templos dedicados a él donde se le venera como una deidad.
Cuando los primeros europeos llegaron al noroeste de Australia los nativos explicaron que, tiempo atrás, habían sido visitados por los "baijini". La evidencia (restos de barcos, cultivo de arroz, construcciones, vestimenta, etc.) apunta claramente al origen chino de los baijini y a que estos habrían visitado Australia desde la dinastía Han. Gracias a los registros de Fei Xin se sabe que las flotas de Zheng He pasaron por Timor. No sería descabellado suponer que algún barco llegara a Australia, si bien no existe constancia de ello.
En Europa los ecos de los viajes de Zheng He están en fuentes portuguesas, en el Atlas de Fra Mauro hay dos inscripciones que podrían indicar que algún barco de las expediciones de Zheng He (o al menos un navío chino) dobló el Cabo de Buena Esperanza. Las dos explican básicamente la misma historia, una de ellas dice:
- En el año 1420 un buque o junco de las Indias cruzó directamente el Océano Índico en la dirección de las Islas de los Hombres y las Mujeres, más allá del Cabo Diab [...] 2.000 millas después las condiciones empeoraron y volvió en 70 días al Cabo Diab.
Lamentablemente el gran terremoto de 1755 de Lisboa destruyó gran parte de los documentos portugueses de la época de Zheng He.
La figura de Zheng He es una gran desconocida para el Mundo Occidental, aunque sin saberlo, forma parte de nuestra cultura popular, pues fue el recuerdo del gran almirante Chino, lo que años después inspiraría la figura legendaria de Simbad el Marino.
Los europeos siempre hemos pecado de eurocentrismo, aún hoy, nos consideramos el centro del mundo, desarrollando la historia de la humanidad al ritmo de la historia europea, despreciando, minusvalorando, el increible pasado de otras civilizaciones tan fascinantes como la China o las americanas. Sin duda, la lección de humildad que hubiesemos recibido de conocer aquella fascinante flota hubiese cambiado radicalmente nuestra manera de ver las civilizaciones y los pueblos que ibamos a descubir en los siglos siguientes.
Como postrera lección de humildad no nos viene mal recordar las sabias palabras de Borges:
"Quizas, la larga Historia Europea, no sea sino el prologo de la Histora de China"
En el año 2005, con motivo del 600 aniversario del primer viaje, China recuperaba la imagen y los logros de Zheng He, eso sí politicamente manipulados y totalmente ignorados por Occidente.
La imagen de Zheng He como embajador cultural de buena voluntad, marino de un país poderoso, pero amante ferviente de la paz, fue utilizada por el Partido Comunista Chino, para demostrar a sus propios ciudadanos que China estaba recuperando su gloria pasada, a la vez que tranquilizaba a los países vecinos, demostrándoles que China podía ser fuerte sin convertirse por ello en una amenaza.
Al menos esta celebración sirvió para que pudiesemos disfrutar de exposisiones, maquetas, e incluso réplicas, de los barcos de aquella fascinante expedición de Zheng He.
A principios del siglo quince, el almirante Zheng, comandante de la flota china, grabó en piedra, en las costas de Ceylán, su homenaje a Alá, Shiva y Buda. Y a los tres pidió, en tres idiomas, la bendición de sus marineros.
ResponderEliminarZheng, eunuco fiel al imperio que lo había mutilado, encabezó la flota más grande de cuantas hayan navegado los mares del mundo.
http://joseluisregojo.blogspot.com/2012/01/la-gran-ciudad-flotante-1317.html