En la década de1580, Felipe II recibió diversas propuestas por parte de funcionarios y religiosos a su servicio para que se lanza a la conquista de China.
El plan al que el gobierno de Felipe II prestó más atención fue el del jesuita Alonso Sánchez, que residió en Macao en 1582-1583. Para argumentar que se trataba de una guerra justa, Sánchez adujo que los chinos impedían la difusión del cristianismo y que insultaban a los castellanos llamándolos ojos de gato y usando la expresión castellan como sinónimo de ladrón. Los jesuitas italianos que vivían en China y las autoridades del virreinato de Nueva España se opusieron a esta empresa. Sánchez presentó sus razones al rey en diciembre de 1587, y se creó una junta especial para tratar el tema. Pero la idea se abandonó tras el fiasco de la Armada Invencible.
Según las estimaciones de Alonso Sánchez una única compañía de tercios se bastaba para conquistar toda China.
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