El grafito de Alexamenos es un grafiti encontrado en un muro en el monte Palatino, en Roma, es la primera representación pictórica conocida de la crucifixión de Jesús y es también la primera blasfemía cristiana conocida.
Se descubrió en 1857, cuando el edificio denominado domus Gelotiana fue desenterrado en el monte Palatino.
El emperador Calígula había adquirido la vivienda para el Palacio Imperial, después de la muerte del emperador se convirtió en un Paedagogium o internado para los pajes imperiales, luego, la calle donde se ubicaba la casa fue separada con un muro para dar soporte a las extensiones del edificio, por lo que permaneció sellada durante siglos.
La imagen representa a un hombre con cabeza de burro que estaría crucificado. A la izquierda hay un hombre que levanta una mano. Bajo la cruz hay una leyenda escrita en griego:
Αλεξαμενος σεβετε θεον - Alexamenos adora a [su] dios
Considerando la época de adquisición de la vivienda para el palacio imperial y su posterior conversión en Paedagogium, se ha fechado el grafiti entre los años 85-95 d.C.
La mayoría de los estudiosos concuerdan en que la inscripción es una representación irónica contra los cristianos.
La cabeza de asno sugiere la acusación en sorna de onolatría (adoración de un asno), que recibía la entonces secta cristiana por parte del mundo intelectual greco-romano.
La aseveración burlona de que los cristianos practicaban la adoración de un asno aparentemente habría sido común en la época. Tertuliano, quien escribió a fines del siglo II y principios del III, señala que pesaba sobre cristianos y judíos la acusación de ser adoradores de una deidad con cabeza de asno.
La mayoría de los estudiosos concuerdan en que la inscripción es una representación irónica contra los cristianos.
La cabeza de asno sugiere la acusación en sorna de onolatría (adoración de un asno), que recibía la entonces secta cristiana por parte del mundo intelectual greco-romano.
La aseveración burlona de que los cristianos practicaban la adoración de un asno aparentemente habría sido común en la época. Tertuliano, quien escribió a fines del siglo II y principios del III, señala que pesaba sobre cristianos y judíos la acusación de ser adoradores de una deidad con cabeza de asno.
Sguramente si alguien le hubiese contado al autor del grafiti el papel que esa secta cristiana iba a desempeñar en el futuro de Roma, le habría tomado por loco.
“La Iglesia adoptó algunas costumbres y formas religiosas que eran comunes en la Roma precristiana [pagana]... la estola y otras vestiduras de los sacerdotes paganos, el uso de incienso y agua bendita en purificaciones, el encender velas y una luz eterna delante del altar, la adoración de los santos, la arquitectura de la basílica, la ley romana como base para la ley canónica, el título de Pontifex Maximus para el sumo pontífice, y, en el siglo IV, el latín como idioma [...] Pronto la fuente de orden y la sede del poder en las ciudades serían los obispos, más bien que los prefectos romanos; los metropolitanos o arzobispos apoyarían, si acaso no reemplazaban, a los gobernadores de las provincias; y el sínodo de obispos tomaría el lugar de la asamblea provincial. La Iglesia Romana siguió en los pasos del estado romano.”
- Fuente:(La historia de la civilización: Parte III.—César y Cristo]).
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