Son 72 folios escritos a puño y letra con dos diferentes caligrafías. Ambas irregulares, con trazos picudos y sin ningún tipo de control sobre los márgenes. Los textos están plagados de anotaciones, de tachaduras. Es una obra de teatro con casi todas sus piezas, excepto el título. Y nadie sabía absolutamente nada de ella.
Esta es una parte del tesoro que se encontraron los herederos de Antonio y Manuel Machado hace un año y medio, durante uno de los trabajos de recuperación de los manuscritos de los escritores por parte de la familia. "Vimos que un 60% estaba escrita por Antonio y un 40% por Manuel. Es una obra de teatro en prosa completamente inédita", cuenta el sobrino-nieto de los hermanos, Manuel Álvarez Machado.
El texto apareció entre un cúmulo de más de 3.000 documentos, además de poemas, artículos y cartas. Es el material que se quedó en Madrid una vez estalló la Guerra Civil, el 18 de julio de 1936. Manuel y Antonio habían abandonado la ciudad en julio y noviembre de aquel año, respectivamente. Los dos tenían pensado regresar, pero cuando acabó la guerra todo había cambiado. Antonio había muerto en la ciudad francesa de Collioure, en febrero de 1939, y Manuel fue el encargado de recoger el material de la casa de su hermano entonces en la madrileña calle General Arrando y llevárselo a la suya, en Churruca, muy cerca de la Biblioteca Municipal, en la que había trabajado durante la República. Tras la muerte de Manuel, en 1947, y la del único hermano que permanecía en España, Francisco, todo el material pasó a manos del resto de descendientes.
Los trabajos de recuperación y digitalización del material machadiano comenzaron hace 12 años. Sin embargo, fue la obra de teatro la que mayor impacto causó en la familia. "Nadie sabía nada y suponemos que la escribieron entre los dos hacia 1934 o 1935. No tiene título, pero la llamamos como su protagonista, Adriana Lecouvreur", afirma Álvarez Machado. En realidad, era bastante habitual que los dos hermanos titulasen sus obras teatrales con el nombre de sus protagonistas, como Juan de Mañara, La condesa de Benamejí y La prima Fernanda.
Adriana Lecouvreur, que acaba de publicar la editorial Alupa, es una obra de intriga policiaca y un homenaje al teatro con grandes dosis de denuncia social. La protagonista es una actriz que existió y que fue primera figura de la Comedia Francesa en el siglo XVIII. Amiga del filósofo Voltaire, su triste final en 1730 por disentería motivó que ya en 1850 el dramaturgo Eugène Scribe compusiera una obra dedicada a ella, en la que introducía como causa de su muerte el envenenamiento. En 1902 la historia era tan conocida que Francesco Cilea montó una ópera con este argumento.
Los hermanos Machado, sin embargo, imprimieron su sello en la historia trágica de la joven actriz. Entre las diferencias, Lecouvreur no es hija de una familia humilde que alcanza el estrellato, sino una noble a la que su padre repudia por dedicarse al teatro y que por diversos azares acaba en la ruina. Tampoco muere por envenenamiento, sino que se ve envuelta en una trama en la que, jugando con el vodevil, el enredo y el thriller, aparecen bandidos y prostitutas con el único afán de matar a la actriz. Los dramaturgos también introdujeron a una princesa celosa como principal instigadora del crimen. Al final les quedó una tragicomedia española costumbrista, que bebe de los mismos instintos que su otra obra teatral, la conocida La Lola se va a los puertos.
"A ellos siempre les interesó más la cultura popular que la de los clubes universitarios", afirma Manuel Álvarez. De hecho, su teatro alcanzó bastante eco entre el público y los dos escritores mantuvieron amistad con actrices muy reconocidas de la época, como la gran intérprete Margarita Xirgú, y dramaturgos como Jacinto Benavente.
"Manuel criticó el franquismo siempre que pudo", explica su sobrino-nieto
Esta obra estaba mezclada con otros papeles que incluyen los artículos que Manuel escribió para la prensa del régimen franquista. Según sostiene su sobrino-nieto Manuel Álvarez, son las cuartillas en las que su tío hacía anotaciones a las expresiones que la propaganda había añadido a sus escritos. "Cuando lees estas cuartillas te das cuenta de que tachaba frases enteras, y no por la censura, sino por todo lo contrario. Son expresiones como por eso hay que aplaudir a la Falange Española'. Hay muchos Arriba España' y Viva Falange' tachados", dice Manuel Álvarez.
El único texto que carece de correcciones pertenece a 1946. Manuel consiguió dar esquinazo a la censura con un artículo titulado El quinto no matarás. "En él dice claramente: Se puede morir por una idea, pero no matar por ella'. E insistía en que el fascismo y el falangismo habían utilizado la violencia y por eso habían fracasado rotundamente. Los pone de vuelta y media", señala Álvarez.
A pesar de estos artículos, la imagen de Manuel Machado ha sufrido "una controversia, con la que no tuvo que lidiar Antonio porque su postura siempre quedó bastante clara", relata su sobrino-nieto. Sin embargo, según él, Manuel Machado intentó huir en varias ocasiones, "pero le pillaron y otros escritores como [José María] Pemán le advirtieron de que no lo volviera a intentar, porque podría traerle serias consecuencias. Mi opinión es que se quedó en España y criticó el sistema siempre que pudo".
Entre los documentos que pertenecen a la familia también figuran muchas cartas, que se enviaron entre los hermanos y también entre el resto de la familia y los amigos. Sin embargo, permanecen todavía bajo llave. Sólo hay una accesible que escribió Antonio a su padre en 1893, cuando sólo tenía 17 años. Es el primer documento escrito que se posee del autor de Campos de Castilla.
Antonio Machado Álvarez se había marchado en 1892 a Puerto Rico en busca de trabajo. Su hijo, que entonces tenía "una letra peculiar, pequeña y grande, nada homogénea y nada bonita", dice su sobrino-nieto, le escribió una carta en la que le hablaba de los estudios de sus hermanos. Era todavía la voz de un adolescente.
A pesar de estos más de 3.000 documentos de los hermanos Machado, Manuel Álvarez cree que la figura de sus ilustres familiares ha pasado por un periodo de desinterés. "Y parece que hay cosas que se quieren obviar. Yo tengo un vídeo de Antonio en el congreso del 14 de enero de 1937 de las Juventudes Socialistas Unificadas. Allí aparece con Santiago Carrillo y La Pasionaria, y con el puño derecho levantado. Porque Antonio estaba más a la izquierda que los partidos tradicionales de la izquierda", lamenta su familiar. Como también le sorprende que ni el Ministerio de Cultura ni el Ayuntamiento de Sevilla ni la Junta de Andalucía mostraran su disposición hacia el archivo machadiano.
El material aún inédito, dice Manuel Álvarez Machado, saldrá publicado próximamente. Aunque si ninguna editorial se interesa, es posible que lo cuelgue directamente en internet.
Esta es una parte del tesoro que se encontraron los herederos de Antonio y Manuel Machado hace un año y medio, durante uno de los trabajos de recuperación de los manuscritos de los escritores por parte de la familia. "Vimos que un 60% estaba escrita por Antonio y un 40% por Manuel. Es una obra de teatro en prosa completamente inédita", cuenta el sobrino-nieto de los hermanos, Manuel Álvarez Machado.
El texto apareció entre un cúmulo de más de 3.000 documentos, además de poemas, artículos y cartas. Es el material que se quedó en Madrid una vez estalló la Guerra Civil, el 18 de julio de 1936. Manuel y Antonio habían abandonado la ciudad en julio y noviembre de aquel año, respectivamente. Los dos tenían pensado regresar, pero cuando acabó la guerra todo había cambiado. Antonio había muerto en la ciudad francesa de Collioure, en febrero de 1939, y Manuel fue el encargado de recoger el material de la casa de su hermano entonces en la madrileña calle General Arrando y llevárselo a la suya, en Churruca, muy cerca de la Biblioteca Municipal, en la que había trabajado durante la República. Tras la muerte de Manuel, en 1947, y la del único hermano que permanecía en España, Francisco, todo el material pasó a manos del resto de descendientes.
Los trabajos de recuperación y digitalización del material machadiano comenzaron hace 12 años. Sin embargo, fue la obra de teatro la que mayor impacto causó en la familia. "Nadie sabía nada y suponemos que la escribieron entre los dos hacia 1934 o 1935. No tiene título, pero la llamamos como su protagonista, Adriana Lecouvreur", afirma Álvarez Machado. En realidad, era bastante habitual que los dos hermanos titulasen sus obras teatrales con el nombre de sus protagonistas, como Juan de Mañara, La condesa de Benamejí y La prima Fernanda.
Adriana Lecouvreur, que acaba de publicar la editorial Alupa, es una obra de intriga policiaca y un homenaje al teatro con grandes dosis de denuncia social. La protagonista es una actriz que existió y que fue primera figura de la Comedia Francesa en el siglo XVIII. Amiga del filósofo Voltaire, su triste final en 1730 por disentería motivó que ya en 1850 el dramaturgo Eugène Scribe compusiera una obra dedicada a ella, en la que introducía como causa de su muerte el envenenamiento. En 1902 la historia era tan conocida que Francesco Cilea montó una ópera con este argumento.
Los hermanos Machado, sin embargo, imprimieron su sello en la historia trágica de la joven actriz. Entre las diferencias, Lecouvreur no es hija de una familia humilde que alcanza el estrellato, sino una noble a la que su padre repudia por dedicarse al teatro y que por diversos azares acaba en la ruina. Tampoco muere por envenenamiento, sino que se ve envuelta en una trama en la que, jugando con el vodevil, el enredo y el thriller, aparecen bandidos y prostitutas con el único afán de matar a la actriz. Los dramaturgos también introdujeron a una princesa celosa como principal instigadora del crimen. Al final les quedó una tragicomedia española costumbrista, que bebe de los mismos instintos que su otra obra teatral, la conocida La Lola se va a los puertos.
"A ellos siempre les interesó más la cultura popular que la de los clubes universitarios", afirma Manuel Álvarez. De hecho, su teatro alcanzó bastante eco entre el público y los dos escritores mantuvieron amistad con actrices muy reconocidas de la época, como la gran intérprete Margarita Xirgú, y dramaturgos como Jacinto Benavente.
"Manuel criticó el franquismo siempre que pudo", explica su sobrino-nieto
Esta obra estaba mezclada con otros papeles que incluyen los artículos que Manuel escribió para la prensa del régimen franquista. Según sostiene su sobrino-nieto Manuel Álvarez, son las cuartillas en las que su tío hacía anotaciones a las expresiones que la propaganda había añadido a sus escritos. "Cuando lees estas cuartillas te das cuenta de que tachaba frases enteras, y no por la censura, sino por todo lo contrario. Son expresiones como por eso hay que aplaudir a la Falange Española'. Hay muchos Arriba España' y Viva Falange' tachados", dice Manuel Álvarez.
El único texto que carece de correcciones pertenece a 1946. Manuel consiguió dar esquinazo a la censura con un artículo titulado El quinto no matarás. "En él dice claramente: Se puede morir por una idea, pero no matar por ella'. E insistía en que el fascismo y el falangismo habían utilizado la violencia y por eso habían fracasado rotundamente. Los pone de vuelta y media", señala Álvarez.
A pesar de estos artículos, la imagen de Manuel Machado ha sufrido "una controversia, con la que no tuvo que lidiar Antonio porque su postura siempre quedó bastante clara", relata su sobrino-nieto. Sin embargo, según él, Manuel Machado intentó huir en varias ocasiones, "pero le pillaron y otros escritores como [José María] Pemán le advirtieron de que no lo volviera a intentar, porque podría traerle serias consecuencias. Mi opinión es que se quedó en España y criticó el sistema siempre que pudo".
Entre los documentos que pertenecen a la familia también figuran muchas cartas, que se enviaron entre los hermanos y también entre el resto de la familia y los amigos. Sin embargo, permanecen todavía bajo llave. Sólo hay una accesible que escribió Antonio a su padre en 1893, cuando sólo tenía 17 años. Es el primer documento escrito que se posee del autor de Campos de Castilla.
Antonio Machado Álvarez se había marchado en 1892 a Puerto Rico en busca de trabajo. Su hijo, que entonces tenía "una letra peculiar, pequeña y grande, nada homogénea y nada bonita", dice su sobrino-nieto, le escribió una carta en la que le hablaba de los estudios de sus hermanos. Era todavía la voz de un adolescente.
A pesar de estos más de 3.000 documentos de los hermanos Machado, Manuel Álvarez cree que la figura de sus ilustres familiares ha pasado por un periodo de desinterés. "Y parece que hay cosas que se quieren obviar. Yo tengo un vídeo de Antonio en el congreso del 14 de enero de 1937 de las Juventudes Socialistas Unificadas. Allí aparece con Santiago Carrillo y La Pasionaria, y con el puño derecho levantado. Porque Antonio estaba más a la izquierda que los partidos tradicionales de la izquierda", lamenta su familiar. Como también le sorprende que ni el Ministerio de Cultura ni el Ayuntamiento de Sevilla ni la Junta de Andalucía mostraran su disposición hacia el archivo machadiano.
El material aún inédito, dice Manuel Álvarez Machado, saldrá publicado próximamente. Aunque si ninguna editorial se interesa, es posible que lo cuelgue directamente en internet.
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