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12 de diciembre de 2009

~ Anécdotas de Alejandro Magno (Parte 2)

En esta segunda parte de las anécdotas de Alejandro Magno vamos a finalizar la labor emprendida en la primera, algunas seguro que ya las conocéis, otras a lo mejor os sorprenden como la relación entre las leyendas de Alejandro Magno y los reyes Católicos:

Estatua de Alejandro Magno

- Siendo adolescente una vez se encontraba Alejandro ante el altar, derramando incienso ante los dioses. Su primer preceptor Leónidas, pariente de su madre, se enoja, se acerca y le reprocha diciendo:

“Para hacer tan abundantes ofrendas es preciso que esperes a que seas dueño del país del incienso...”.

Años más tarde, Alejandro fue señor de toda Asia y envió a su antiguo maestro cien talentos de aromas con lo siguiente carta:

"Según tú yo lo desperdiciaba. Y ya ves como los dioses me devuelven, con creces, lo que yo desperdicié por ellos."

- Una segunda anécdota se refiere a cuando en una ocasión Alejandro estaba practicando deporte y haciendo ejercicio. Alguien se acerca y le pregunta:

“¿Y vas a participar en los juegos olímpicos?”, a lo que Alejandro responde; “Si mis rivales fueran reyes, por supuesto que sí”.

- Según el libro Guinnes de los records Alejandro Magno fue el segundo hombre más rico de la antigüedad solo por detras de Marco Licinio Craso, este eminente romano llegó a amasar una fortuna de más de 170 millones de sestercios, lo que equivale a unos 900.000 millones de nuestros euros.

No es muy conocida la embajada gala que el célebre macedonio recibió en el 335 a. C. en la actual Bulgaria, Alejandro intercambió tratados de paz con ellos, el juramento de los celtas estipulaba que la alianza con Alejandro existiría hasta que "el cielo se desplomara".

- Diógenes "El Cínico" fue un filósofo ateniense que nació en el 412 antes de Cristo, alcanzó gran fama en vida, hasta tal punto, que el propio Alejandro quiso conocer a aquel que vivía en un barril, de esta forma, un día, mientras Diógenes estaba tomando el sol se le presento el monarca macedónio diciéndole que él era el gran Alejandro y que estaría encantado de hacer por el filósofo cualquier cosa que estuviera en su mano. Diógenes le contestó:

-“Pues aparta, que me tapas el sol”.

Según sigue la leyenda, algunos se rieron de él por desaprovechar así la ocasión y Alejandro les reprochó su actitud diciendo: “De no ser Alejandro, habría deseado ser Diógenes”.

Diógenes y Alejandro

La reputación de Diógenes "El Cínico" en ningún caso era inmerecida, y no por nada, cinismo tiene el significado que tiene hoy en día; Diógenes también fue personaje rico en Anécdotas:

¿En qué lugar de Grecia hay hombres dignos? - Le preguntó a Diógenes un panadero de la isla de Eubea.
Hombres, en ninguna parte; chicos guapos, en Esparta. - contestó Diógenes.

En otra ocasión, Diógenes dijo a gritos en el agora:

-¿No hay hombres en Atenas?

Cuando acudieron algunos blandió su bastón y los ahuyentó con estas palabras:
-¡He dicho hombres, no desperdicios!

Cuenta Metrocles en sus Anécdotas que en una ocasión Diógenes apareció medio afeitado en un banquete de jóvenes, como referencia a que el tambien era imberbe, y salió molido a palos.

Pero Diógenes era mucho Diógenes, escribió el nombre de todos los que le habían propinado la paliza en una tablilla blanca y se paseaba por el ágora con ella colgada del cuello, hasta que les hizo pagar con creces la afrenta exponiéndolos a la censura y el desprecio públicos.

-Diógenes, te pido perdón. - le dijo uno de aquellos jóvenes.
-¿Cuál de éstos eres tú? - le respondió Diógenes señalando la tablilla.
-Anda, ven, cobarde, borra tú mismo tu nombre.

Un filósofo sofista quiso demostrarle que el movimiento no existía. Diógenes contestó que si lo demostraba, lo creería, y el filósofo empezó a desarrollar complicados argumentos.
Diógenes, que lo escuchaba sentado, se levantó y dijo: "Tú no me has demostrado nada y , sin embargo, yo te voy a mostrar que el movimiento existe". Y echó a andar. (de ahí procede nuestro proverbio "el movimiento se demuestra andando").

Lo encontraron un día frente a una estatua, con la mano extendida como si pidiera limosna. Le preguntaron en burla:

-¿Pides limosna a una estatua?
-Sí.
-¿Crees que te la dará?
-No. No pido para que me la dé, sino para acostumbrarme a que no me den.

Unos arqueros estaban tirando al blanco. Le tocaba a uno que tenia fama de hacerlo muy mal. Diógenes, que estaba por allí, fue a sentarse frente al blanco y dijo:

-Aquí estaré seguro; no sea que si me pongo en otro sitio, me hiera.

Ha sido muy común en el arte representar a Diógenes con su linterna, el filósofo siempre la llevaba encendida, incluso en pleno día, preguntado por ello él respondía: no es para alumbrarme es para ayudarme a encontrar a un hombre honrado

En cierta ocasión pillaron a Diógenes masturbándose ferozmente en el agora y le preguntaron, que hacía. A lo que respondió:

- ¡Ojalá el hambre se quitara solamente con frotarse la barriga!


- En cierta ocasión llevaron preso ante Alejandro Magno a un temido pirata que asolaba las costas del Egeo. Alejandro le reprochó su conducta haciéndole oír todos los agravios en vidas y en dinero que había cometido, sin embargo, cuando Alejandro le pregunto: "¿Qué tienes que decir en tu defensa?" el pirata le dijo:

"Me llaman pirata porque sólo tengo un barco. Si tuviera toda una escuadra, me llamarían conquistador."

Alejandro le perdonó la vida.

- Un mendigo, llamado Bianco, pidió limosna a Alejandro. Y el rey le dio a elegir entre las ciudades conquistadas, con la promesa de nombrarle gobernador de la que eligiera. Bianco no creía que aquello fuese posible. Y Alejandro le dijo:

-No pienses en ti, que solo eres el mendigo Bianco. Piensa en mi, piensa que es Alejandro el que da. Y la dadiva tiene que ser digna de mi; no de ti.

Imagen de Alejandro durante el sitio de Tiro, este asedio fue uno de los
capítulos más increibles de las campañas de los macedonios. Tiro se hallaba en una
isla y para conquistarla fue necesario construir una calzada desde la costa a sus
murallas para las mayores maquinas de asedio construidas hasta la fecha.

- Uno de los soldados de Alejandro se llamaba también Alejandro. Y el rey de Macedonia le llamó a su presencia. El soldado le dijo:

-Cambiaré mi nombre por otro, si es esto lo que quieres de mí.
-No es esto lo que quiero. Pero si te llamas Alejandro, como me llamo yo, quiero que en las
batallas, hagas honor a este nombre, como se lo hago yo.


- El filosofo Jenocrates era amigo de Alejandro. Y un día Alejandro, como regalo, le dió una bolsa llena de monedas de oro. Jenocrates no quiso tomar el dinero. Dijo que no lo necesitaba para nada. Alejandro le gritó:

- ¡Mala filosofía la tuya! ¿es que no dispones de amigos entre los cuales puedas repartir este dinero? No me bastan a mí los tesoros de Darío para recompensar a todos mis amigos y ¿no eres capaz tú de repartir entre los tuyos las monedas de esta bolsa?.

Esta imagen ilustra una de las anécdotas más conocidas de Jenocrates, el filósofo persegia el camino de la virtud y era notable su fama de incorruptible, la cortesana ateniense Firiné quiso ponerle a prueba y una noche llamó a su puerta fingiéndose perseguida por un sicario, y le pidió hospitalidad. Jenócrates le ofreció cortesmente su propio lecho y se acostó a su lado en él. Al alba, la mujer se fue llorando de rabia por su derrota.

- El poeta Antagoras iba con las huestes de Alejandro recogiendo las proezas del héroe. Antagora era muy aficionado a la pesca y él mismo se guisaba los peces después. Un día, Alejandro le sorprendió mientras guisaba los que acababa de pescar. Y le preguntó:

-¿Crees que Homero, cuando cantaba las proezas de los héroes griegos y troyanos, se entretenía guisando peces?

Y el poeta le contestó:

-¿Crees tú que los héroes griegos y troyanos de aquella guerra se metían con lo que hacía Homero entre canto y canto?.

- Cuenta Plutarco que un emisario conducía al palacio de Alejandro un mulo con un cargamento de oro. Tanto oro llevaba el mulo, que no pudo con el peso y se desplomó muerto. El emisario cargó el oro sobre sus hombros y así, despacito, agobiado, sustituyó al mulo y consiguió llegar a palacio. Cuando Alejandro le vio tan agotado le preguntó:

- ¿Serías capaz de llevar este oro un poco mas lejos?
- Por ti Alejandro, soy capaz de todo
- Pues si lo llevas hasta tu casa, tuyo es.

Imagen de la Batalla de Hispades contre el rey Poro, la victoría le valió a Alejandro llevar sus fronteras hasta el Indo

- Bucéfalo fue la montura de Alejandro desde que éste contaba 9 años de edad, cuando fue presentado entre otros caballos ante su padre, el rey Filipo II de Macedonia, para que los comprara. Fue entonces cuando el caballo comenzó a mostrarse tosco y salvaje, relinchando y lanzando coces por doquier, sin que nadie lograra apaciguarlo.

Sólo el joven Alejandro logró montar al caballo, se dio cuenta de que el caballo recelaba de su propia sombra. Alejandro giró la cabeza del caballo hacia el sol, cegándole y subiéndose de un sólo gesto al caballo, momento que haría pronunciar a su padre la célebre frase:

"Hijo, búscate un reino que se iguale a tu grandeza, porque Macedonia es pequeña para ti".

Bucéfalo acompañaría a Alejandro en sus conquistas, hasta que murió a la edad de 30 años, en su memoría Alejandro fundó la ciudad de Alejandría Bucéfala.

- Por último, quizas la anécdota más famosa de Alejandro sea la del nudo Gordiano y precisamente esta historia guarda una estrecha relación con Fernando e Isabel, los Reyes Católicos.

Alejandro y el Nudo Gordiano

En el reino de Frigia, en la ciudad de Gordia, existía en un santuario un antiguo yugo con las cuerdas de atar a los mulos aún anudadas a él, el nudo que las unía era tan intricando que la leyenda decía que el que fuese capaz de desatarlo sería el rey de toda Asía.

Alejandro tras conquistar este reino tuvo conocimiento de la leyenda y se dirigió al santuario a desentrañar el nudo.

Tras dar varias vueltas alrededor del yugo, desenvainó su espada y lo cortó de un preciso tajo diciendo:

"Tanto monta cortar como desatar."

Muchos siglos despues Antonio de Nebrija aconsejó a Fernando el Católico utilizar este lema como símbolo de la igualdad de las Coronas de Castilla y Aragón en la unión de sus respectivos reinos, pasando a nuestra historiografía como:

"Tanto monta, monta tanto, Isabel como Fernando".

Del mismo Nebrija fue la idea de adoptar el nudo gordiano anudado al yugo como símbolo personal de Fernando. La reina Isabel, por su parte, adoptaría como símbolo el haz de flechas, que representa la guerra de la Enéida.

Detalle del Escudo de los Reyes Católicos
con el yugo y el Nudo Gordiano

Desgraciadamente estos dos símbolos serían tan vilmente manipulados por el franquismo, que aún hoy causan un hondo rechazo en muchos españoles que desconocen su verdadero y original significado.



Visita el primer post sobre las anécdotas de Alejandro Magno.

1 comentarios:

Anónimo dijo...

Me ha encantado tus escrito de anécdotas pero no comparto tu opinión respecto a la manipulación que hizo el franquismo con esos simbolos