Los legisladores españoles del medievo podían anular un matrimonio si el marido demostraba que su esposa era frígida o estrecha. Ahora bien, si la mujer repudidada se casaba con otro hombre y lo satisfacía sexualmente, el legislador debía divorciarla de nuevo y casarla con el primer marido.
Para evitar suspicacias y errores judiciales, Alfonso X el Sabio (1221-1284), rey de Castilla y de León (1252-1284), estableció en el código legislativo denominado Las Partidas un examen previo de los varones implicados:
Para evitar suspicacias y errores judiciales, Alfonso X el Sabio (1221-1284), rey de Castilla y de León (1252-1284), estableció en el código legislativo denominado Las Partidas un examen previo de los varones implicados:
"Se debe mirar si son semejantes o iguales aquellos miembros que son menester para engendrar, y si comprobaren que el primer marido no lo tiene mucho mayor que el segundo, entonces la deben tornar al primero, pero si se entendieren que el primer marido tuviera un miembro tan grande que de ninguna manera pudiere conocerla carnalmente, sin gran peligro para ella, aunque se hubiere quedado con él, no la deben separar de su segundo marido porque parece claro que el obstáculo que había entre ella y el primer marido duraría siempre."
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