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1 de marzo de 2011

La esclavitud en la Biblia

Sin duda uno de los capítulos más oscuros en la larga historia del hombre es la esclavitud.

El hecho de que otro ser humano pudiera pertenecerte, ser una propiedad, como lo es una casa o un perro fue ampliamente aceptado en las épocas antiguas de la historia donde la esclavitud se veía como algo completamente normal y las personas se convertían en simple mercancía así fuese su suerte.

Sin embargo, por mucho que nosotros con nuestra mentalidad de ciudadanos del siglo XXI podamos rechazar la esclavitud en las épocas antiguas, tenemos que reconocer que al menos esta estaba exenta del cariz racista que los países europeos dieron a la esclavitud los siglos XVIII y XIX.

Aunque hoy la esclavitud nos pueda parecer algo lejano, no debemos dejarnos llevar por esta sensación pues hace apenas 120 años que la esclavitud se abolió de forma oficial, que oficiosa continua todavía, el último país en abolir la esclavitud fue Brasil en 1888.

Ahora bien, sobre la esclavitud podemos tratar multitud de temas y enfocar el asunto desde muchos puntos de vista , pero en el post de hoy he querido hacerlo desde uno en cierto modo inédito y seguro no exento de polémica, en pocas palabras:

¿Cómo veía Dios la esclavitud?

Pues si lectores esa es la pregunta, qué opina ese señor de larga barba blanca e inmaculada túnica sobre el espinoso tema de la esclavitud.


Y para responder a ella nada mejor que acudir al Manual de instrucciones de Dios, libro también conocido en determinados ambientes como Biblia.

Génesis Capítulo 17, verso 12:
A los ocho días de edad será circuncidado todo varón entre vosotros, de generación en generación, tanto el nacido en casa como el comprado por dinero a cualquier extranjero que no sea de tu linaje.
Éxodo Capítulo 12, verso 43-45:
El Señor les dijo a Moisés y a Aarón: Éstas son las normas para la Pascua: Ningún extranjero podrá participar de ella. Podrán participar de ella todos los esclavos que hayas comprado con tu dinero, siempre y cuando los hayas circuncidado antes. Ningún residente temporal ni trabajador a sueldo podrá participar de ella.
Éxodo Capítulo 21, verso 1-6:
Éstas son las leyes que tú les expondrás: Si alguien compra un esclavo hebreo, éste le servirá durante seis años, pero en el séptimo año recobrará su libertad sin pagar nada a cambio.

Si el esclavo llega soltero, soltero se irá.

Si llega casado, su esposa se irá con él. Si el amo le da mujer al esclavo, como ella es propiedad del amo, serán también del amo los hijos o hijas que el esclavo tenga con ella. Así que el esclavo se irá solo.

Si el esclavo llega a declarar: “Yo no quiero recobrar mi libertad, pues les tengo cariño a mi amo, a mi mujer y a mis hijos” , el amo lo hará comparecer ante los jueces,[a] luego lo llevará a una puerta, o al marco de una puerta, y allí le horadará la oreja con un punzón.

Así el esclavo se quedará de por vida con su amo.
Éxodo Capítulo 21, verso 20-21:
Si alguien golpea con un palo a su esclavo o a su esclava, y como resultado del golpe él o ella muere, su crimen será castigado. Pero si después de uno o dos días el esclavo se recupera, el agresor no será castigado porque el esclavo era de su propiedad.
Éxodo Capítulo 21, verso 32:
Si el toro cornea a un esclavo o a una esclava, el dueño del toro deberá pagarle treinta siclos de plata al amo del esclavo o de la esclava.
Levítico Capítulo 22, verso 10-11:
Nadie ajeno a la familia sacerdotal comerá de las ofrendas sagradas, ni tampoco comerá de ellas ningún huésped del sacerdote, ni su jornalero. Pero sí podrá comer de ellas el esclavo comprado por un sacerdote, y el esclavo nacido en casa del mismo.
Levítico Capítulo 25, verso 44-46:
Asegúrate de que tus esclavos y esclavas provengan de las naciones vecinas; allí podrás comprarlos. También podrás comprar esclavos nacidos en tu país, siempre y cuando sean de las familias extranjeras que vivan en medio de ustedes. Ellos serán propiedad de ustedes, y podrán dejárselos a sus hijos como herencia para que les sirvan de por vida. En lo que respecta a tus compatriotas, no serás un amo cruel.
Lucas Capítulo 7, verso 2-10:
Había allí un centurión, cuyo esclavo, a quien él estimaba mucho, estaba enfermo, a punto de morir. Como oyó hablar de Jesús, el centurión mandó a unos dirigentes de los judíos a pedirle que fuera a sanar a su esclavo. Cuando llegaron ante Jesús, le rogaron con insistencia:

—Este hombre merece que le concedas lo que te pide: aprecia tanto a nuestra nación, que nos ha construido una sinagoga.

Así que Jesús fue con ellos. No estaba lejos de la casa cuando el centurión mandó unos amigos a decirle:

—Señor, no te tomes tanta molestia, pues no merezco que entres bajo mi techo. Por eso ni siquiera me atreví a presentarme ante ti. Pero con una sola palabra que digas, quedará sano mi esclavo. Yo mismo obedezco órdenes superiores y, además, tengo soldados bajo mi autoridad. Le digo a uno: “Ve” , y va, y al otro: “Ven” , y viene. Le digo a mi siervo: “Haz esto” , y lo hace.
Al oírlo, Jesús se asombró de él y, volviéndose a la multitud que lo seguía, comentó:

—Les digo que ni siquiera en Israel he encontrado una fe tan grande.
Al regresar a casa, los enviados encontraron sano al esclavo.
Colosenses Capítulo 3, versículo 22:
Esclavos, obedezcan en todo a sus amos terrenales, no sólo cuando ellos los estén mirando, como si ustedes quisieran ganarse el favor humano, sino con integridad de corazón y por respeto al Señor. Hagan lo que hagan, trabajen de buena gana…
Tito Capítulo 2, verso 9:
Enseña a los esclavos a someterse en todo a sus amos, a procurar agradarles y a no ser respondones.


Fuente de esta entrada aquí.

2 comentarios:

jal dijo...

A saber lo que pensarán de nosotros, de nuestras cárceles, escuelas, hospitales, orfanatos, instituciones oficiales, políticas, etc... las futuras generaciones de dentro de 2000 años, o más porque el Génesis tiene muchísimos más años, ¿verdad? Quizá sean tan duros con nosotros como nosotros con nuestros antepasados, y se compadezcan también igual de nuestra ignorancia y sinrazón. ¡Quién sabe! Pero si alguien quisiera profundizar y saber cómo los cristianos comprendemos este hecho, hay quien (con toda humildad, espero), lo puede explicar.
Un saludo afectuoso, me gusta mucho este blog.

Romer Riera dijo...

Y todavía hay bagabundos religiosos que dicen que dios no era partidario de la esclavitud y la justifican diciendo que ser esclavo antes era un honor, un estatus social conveniente. Entonces ¿Por qué saco de la esclavitud a Israel?.