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19 de diciembre de 2009

~ Los 650 años de la Generalitat de Cataluña.

Hoy se celebra el 650 aniversario de la fundación de la Generalitat de Cataluña, y no es un fecha que desde la Estantería podíamos dejar pasar, la efeméride llega en un momento donde el recurso de inconstitucionalidad del Estatut y los recientes referéndums han agriado el debate político. Sirva el post de hoy, aparte de para sumarnos a la celebración, para conocer un poco mejor a una de las instituciones más antiguas de España.

La Generalidad de Cataluña debe su origen a las Cortes Catalanas, que, durante el reinado de Jaime I el Conquistador, se reunían convocadas por el rey de Aragón como representantes de los estamentos sociales de la época: eclesiásticos, nobleza militar y el real o "de villas".

Jaime I "El Conquistador"

Bajo el reinado de Pedro el Grande, las Cortes Catalanas tomaron forma institucional. El rey se obligaba a celebrar Corte General anualmente. Las Cortes ejercían funciones de consejo y también legislativas por medio de los denominados "tres brazos": el eclesiástico, el militar y el popular o cámara real.

El primer paso hacia la institución de la Generalidad se produjo en las Cortes celebradas en 1289 en Monzón, al designarse una Diputación del General, comisión temporal para recaudar el "servicio" o tributo que se concedía al rey. Este impuesto era conocido popularmente como generalidad, nombre que se exportó a Francia donde se crearon las generalités o distritos fiscales. Con el paso del tiempo, el nombre oficioso de Generalidad terminó suplantando el nombre oficial de Diputación del General.

Pedro "El Grande"

En las Cortes de 1359 celebradas en Barcelona, Villafranca del Panadés y Cervera, las Cortes designaron a doce diputados con atribuciones ejecutivas en materia fiscal, así como unos "oyentes de cuentas" que controlaban la administración eligiendo al considerado como primer presidente de la Generalidad, Berenguer de Cruïlles, el 19 de diciembre de 1359.

Además de recaudar, la institución, que representaba a nobleza, Iglesia y municipios, evolucionó hasta convertirse en el órgano que garantizaba el cumplimiento de las leyes de unas Cortes que regularmente convocaban los reyes de Aragón. Su celo alcanzaba al rey, a quien se obligaba a pagar impuestos incluso de los regalos que recibía.

La subsistencia de la entidad tuvo también que ver con el hecho de que en 1364 y 1365 emitiese deuda pública y las Cortes tuvieran que comprometerse a que no desapareciese mientras la deuda existiera.

Juan II de Aragón

La Generalitat ganaba importancia a medida que pasaban las décadas, hasta el punto de ejercer como gobierno de Catalunya entre 1462 y 1472, durante la revuelta popular contra el rey Juan II.

Cuando estalla la Guerra de los Treinta Años (1618-1648), el rey de España, Felipe IV, se vio obligado a participar como consecuencia de su parentesco con el emperador romano-germánico Fernando II, su tío.

Felipe IV

En 1624, el Conde-Duque de Olivares presentó al rey su Gran Memorial, en el que, considerando que la autoridad y reputación de la Monarquía se habían deteriorado, proponía un plan de reformas encaminadas a reforzar el poder real y la unidad de los territorios que dominaba, con vistas a un mejor aprovechamiento de los recursos al servicio de la política exterior. Estas reformas, no obstante, encontraron una dura oposición en Cataluña.

Conde-Duque de Olivares

La situación se agravó con la guerra contra Francia comenzada en 1635. En 1640, sobre todo a partir del mes de mayo, se produjo un alzamiento generalizado de toda la población del principado de Cataluña contra la movilización, y permanencia sobre el país, de los tercios del ejército real y contra la pretensión de que fueran alojados dentro de las poblaciones.

Pau Claris, al frente de la Generalidad de Cataluña, proclama la República Catalana. Pero la revuelta también escapa a este primer y efímero control de la oligarquía catalana. La sublevación derivó en una revuelta de empobrecidos campesinos contra la nobleza y ricos de las ciudades que también fueron atacados. La oligarquía catalana se encontró en medio de una auténtica revolución social entre la autoridad del rey y el radicalismo de sus súbditos más pobres.

Conscientes de su incapacidad de reducir la revuelta y sus limitaciones para dirigir un estado independiente, los gobernantes catalanes se aliaron con el enemigo de Felipe IV: Luis XIII (pacto de Ceret). Richelieu no perdió una oportunidad tan buena para debilitar a la corona española. Olivares comienza a preparar un ejército para recuperar Cataluña con grandes dificultades ese mismo año de 1640 y, en septiembre, la Diputación catalana pide a Francia apoyo armamentístico.

Corpus de Sangre

Cataluña se encontró siendo el campo de batalla de la guerra entre Francia y España e, irónicamente, los catalanes padecieron la situación que durante tantas décadas habían intentado evitar: Sufragar el pago de un ejército y ceder parcialmente su administración a un poder extranjero, en este caso el francés. La política francesa respecto a Cataluña estaba dominada por la táctica militar y el propósito de atacar Valencia y Aragón.

El ejército francocatalán de Barcelona se rinde en 1652 y se reconoce a Felipe IV como soberano y a Juan de Austria como virrey en Cataluña, si bien Francia conserva el control del Rosellón. Felipe IV por su parte firmó obediencia a las leyes catalanas.

Felipe V

En 1714, la apuesta catalana por la casa de Austria durante la guerra de Sucesión propició que el primer Borbón que reinó en España, Felipe V, suprimiera la Generalitat y todas las libertades catalanas.

Estatut de Cataluña de 1932

Aquella decisión no fue revertida hasta más de 200 años más tarde con la llegada de la Segunda República. Fue en 1931, cuando se recuperó la institución con vocación de ejercer el poder ejecutivo que emanaría del Estatut de 1932. La Generalitat fue una concesión de Niceto Alcalá Zamora a cambio de que Francesc Macià renunciara a convertirse en jefe del Estado catalán que proclamó.

Lluís Companys

A causa de este vínculo, la suerte de la Generalitat estaba echada cuando Franco ganó la guerra, aboliéndola en 1939, un año después su presidente, Lluís Companys, tuvo el dudoso honor de convertirse en el único presidente democrático europeo muerto a manos del fascismo.

Josep Tarradellas

A la muerte del dictador, y en la única concesión de la Transición a las instituciones republicanas, Adolfo Suárez la restableció en 1977. Se reconoció como presidente a Josep Tarradellas, elegido por los diputados catalanes en el exilio en 1954.


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1 comentarios:

sanyes dijo...

Es curioso eso de que en 1714 se perdieran las libertades de Catalunya...A ver,misticismos aparte, esas libertades, ese "autogovern" eran reminiscencias de la época feudal, no libertades individuales como ahora podriamos creer, y en gran medida para lo único que servían era para separar a Catalunya de unos mercados que la harían grande después de que se abolieran.
Es significativo que durante la guerra del Francés las juntas provinciales de Catalunya no reclamaran en absoluto autogobierno, y como el resto de las juntas se subordinaran a la voluntad de la Junta Central.De hecho, y según los mismos comandantes franceses, la resistencia catalana, incluso después de la anexión francesa acompañada de la promesa de autogobierno y oficialidad del català,fue la más férrea de la península, en defensa de la "nació", que curiosamente era no la catalana,sino la española.
Pero la demagogia nacionalista del siglo XX nos ha regalado una historia inventada bastante curiosa...A,y por cierto, no soy un "espanyolista opressor", sino que soc català...