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13 de enero de 2010

~ Historia del Movimiento Antitaurino.

Ultimamente estamos oyendo hablar en los medios de comunicación de la posible prohibición de las corridas de toros en Cataluña, algunos contertulio e incluso algún que otro político vuelven a mezclar de nuevo churras con merinas, o lo que es lo mismo, tauromaquia con identidad nacional y movimiento antitaurino con secesionismo.

Si una virtud tiene la historia esa es darnos perspectiva, ampliar nuestras miras, permitirnos conocer, juzgar y posicionarnos mejor ante la realidad que vivimos, este debate no iba a ser una excepción.

Os invito hoy a conocer la historia del Movimiento Antitaurino, seguro que os lleváis más de una sorpresa.

La antitauromaquia no es algo nuevo, debemos retraernos a la antigüedad romana para encontrar los primerios antecedentes, en las diatribas de moralistas como Cicerón contra los espectáculos de circo con fieras.

A ellas siguieron las críticas de los primeros escritores cristianos y canonistas a las llamadas venationes, como Prudencio, Casiodoro, San Agustín o San Juan Crisóstomo, que en general censuraban los espectáculos públicos con fieras (incluidos los toros bravos), por arriesgar frívolamente la vida humana, postura de orden moral que se prolongó más o menos en los mismos términos durante la Edad Media y que movió a varios papas a promulgar prohibiciones, por ejemplo, la bula papal Salute Gregis de 1567, del papa Pío V, que prohibió los espectáculos taurinos.

Real Cédula de 1805 prohibiendo las corridas de toros

Gregorio XIII, su sucesor, levantó la prohibición ocho años después a ruego de Felipe II. El motivo es que la prohibición causaba perjuicios no a la fiesta, sino a la propia religión católica española: «era el principal [perjuicio] el desprecio que de la excomunión hacían los aficionados a correr y ver correr los toros» en plena época de la Inquisición.

Ya como espectáculo moderno, en el siglo XVIII, las corridas de toros han sido polémicas y han sufrido críticas e incluso prohibiciones. En el año 1700 la nueva dinastía llegada a España, los Borbones, y en general la aristocracia afrancesada, despreciaba estos espectáculos por considerarlos indignos y propios del populacho, por lo que Felipe V prohibió su ejercicio a sus cortesanos en 1723.

Fernando VI solo consintió las corridas a cambio de que sus beneficios se destinasen a obras de caridad como sufragar hospitales y hospicios. Algunos ilustrados, como Jovellanos, se oponen a estos espectáculos por considerarlos poco didácticos.

Carlos III, influido por el Conde de Aranda, prohibió las corridas de toros en 1771. El pueblo, sin embargo, hizo caso omiso, y siguió entregándose con entusiasmo a las nuevas figuras del toreo.

Todos los gobernantes posteriores intentaron prohibir las corridas: Carlos IV volvió a hacerlo en 1805.

Tras la Guerra de la Independencia, a lo largo del siglo XIX, surgía con frecuencia en el Parlamento español el debate de la prohibición. La última vez fue en 1877, cuando el Marqués de San Carlos propuso a los diputados la prohibición de las corridas de toros. Se rechazó la propuesta pues se consideraba que sería demasiado impopular.

Reunión Antitaurina en Barcelona en 1926

Durante la II República muchos intelectuales estaban en contra de las corridas de toros, aunque no se llegó a gestar ninguna iniciativa política. Miguel de Unamuno, por ejemplo, decía al respecto: siempre me han aburrido y repugnado las corridas de toros.

Durante la dictadura franquista, se tipifico hasta extremos grotescos la España de charanga y pandereta, donde la fiesta de los toros se utilizo tanto para vender la imagen exterior del pais, sol toros y flamenco, como moderno opio para el pueblo con figuras encumbradas por el regimen como El Cordobes.


No ha sido hasta muy recientemente cuando el caso de Cataluña ha traido el debate sobre los toros a primera linea de actualidad, aunque, como hemos visto, este no se trate de un invento moderno. Sin duda detrás de toda esta polémica no hay más que el viejo refran de a rio revuelto ganancia de pescadores, máxime cuando ya en la Comunidad Canaria están prohibidas las corridas de toros desde 1991 y entonces no se montó tanto revuelo.




->Fuente

3 comentarios:

bjone dijo...

Muy interesante. No sabía que en la antiguedad estuvieran tan concienciados.

sanyes dijo...

Estoy de acuerdo con que el movimiento antitaurino no es algo nuevo, pero de lo que estoy seguro es que en Catalunya la tauromaquia se considera por los independentistas como un invento "espanyolista", y su imposición un ataque a la sociedad catalana que debe erradicarse.No dan para mas los muchachos...

Hispanus dijo...

Muy ilustradora esta entrada acerca de la Hª del movimiento antitaurino, la cual, nos despeja muchas dudas.

Como amante de los animales y respecto a este asunto, tengo que decir que estoy en contra del mundo taurino. También, estoy harto de escuchar la excusa sin fundamento que si se quitan las corridas se acaban los toros.

Un saludo.