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21 de julio de 2010

~ El Batallón Sagrado de Tebas.

El celebre Batallón Sagrado era una fuerza de élite tebana integrada por 150 parejas homosexuales de amantes. Heroísmo, atletismo y homosexualidad son las notas distintivas que la leyenda atribuye a esta unida de choque del ejercito de Tebas.

Plutarco explica así su eficacia:

Una tropa a la que la erótica mantiene cohesionada es indestructible e inquebrantable, ya que, movidos los unos por el efecto hacia sus amados y los otros por el pundonor ante sus amantes, arrostran los peligros amparándose mutuamente.
Vida de Pelópidas, 18,4.

Fue creado por el comandante tebano Górgidas. Las parejas consistían en un miembro de mayor edad o “heniochoi” (conductor) y uno más joven o “paraibatai” (compañero).

Górgidas inicialmente distribuyó al Batallón Sagrado de Tebas a lo largo de sus líneas de batalla para fortalecer la resolución de los demás, pero después el comandante Pelópidas lo unifico en un único batallón entendido como unidad de elite y guardia personal del Caudillo tebano Epaminondas.

Su mayor derrota sucedió en la Batalla de Queronea (95 km al noreste de Atenas), en el 338 a. C., la cual fue la batalla decisiva en la que Filipo II de Macedonia y su hijo Alejandro Magno terminaron con la independencia de las ciudades-estados griegas.


El ejército tebano huyó cuando se enfrentó a las abrumadoras fuerzas de Filipo y Alejandro, pero el Batallón Sagrado, rodeado, se mantuvo firme y cayeron aguantado la posición.

En 1818 dos arqueológos ingleses descubrieron en el lugar de la Batalla de Queronea una fosa común con 150 cuerpos dispuestos en fila y emparejados de dos en dos, acababan de redescubrir el lugar de enterrametiento del Batallón Sagrado.

Junto con la fosa común del Batallón Sagrado se descubrió el monumento que los antiguos tebanos habían eriguido en honor a sus soldados, la figura de un león vigilante sobre su pedestal que sumaban más 6 metros de altura.

León de Queronea

En 1914 se concluyó la reconstrucción del monumento que, a iniciativa de Lord Byron, había comenzado setenta años antes.

Me limpiaron, pegaron mis trozos, rellenaron mis heridas. Me devolvieron a mi puesto de guardia, a mi dignidad de protector eterno. Vuelvo a contemplar la llanura de Queronea. Pierdo la mirada, dos mil años después, en los mismos horizontes, y los vuelvo a ver, a mis tebanos, a los macedonios, a Filipo, el rey cojo, a Alejandro, el rayo de la guerra, con sus dieciocho años pletóricos de vida y de sueños de gloria. Vuelvo a oír el estruendo de las espadas contra las espadas, contra los escudos. Huelo los excitantes efluvios de la sangre.
He vuelto. Nunca me he ido, en realidad, porque roto, herido, seguí en mi puesto, allí donde me dijeron que me quedase.
Velando el descanso eterno del Batallón Sagrado de Tebas.


1 comentarios:

Sinuhé dijo...

Fantástica la historia de este batallón. Hay que ver como han cambiado los tiempos y el concepto de homosexualidad.

Muy buen post.

Saludos